paseo de otoño..............por pandora.
Se cruzaron en mi camino una tarde oscura de otoño, su paso tenía algo especial que me hizo girarme para mirarlos, apenas unos minutos, mientras el semáforo de la esquina se tornaba verde y yo retomaba mi camino. Unos minutos, que me siguen acompañando incluso cuando el tiempo ha transcurrido largo y rápido desde aquel momento.
La pareja en cuestión era diferente de lo habitual, ella, con el pelo completamente blanco, de altura considerable, teniendo en cuenta de la edad, no menos de sesenta y cinco o setenta años. La mayor parte de esa generación no tiene mucha altura, será por la alimentación o por que las miserias que les tocó vivir no los dejaron alzarse, no sé. Se notaba vivacidad en el porte del andar, nada de esos pequeños pero enormes pasos de alguien que no tiene ilusión, eso era, andaba con ilusión. Calzaba unas deportivas modernas y se veían unos pantalones tejanos por debajo de una gabardina corta de color crudo. No me detuve a mirar su rostro, solo capté la expresión en su blanca faz, alegría, amor…..felicidad.
En su mano portaba la de él, más alto que ella incluso, y con mucho menos pelo, lo llevaba corto, muy corto, como cuando los jóvenes son rasurados para el servicio militar, pero blanco, de un blanco limpio y agradable. La vestimenta muy parecida a la de ella, solo que la chaqueta era de color azul oscuro. Con la misma energía en su andar que ella, parecían dos jóvenes que pasearan respirando el frescor de aquella tarde. De su edad no puedo precisar, avanzada pero indefinida, lo mismo podrían ser setenta que ochenta. Su rostro me dejó la marca que llevo, la miraba a ella con los ojos más tiernos que he visto jamás en una persona adulta. En sus labios, una sonrisa mientras se detenía para apartar del rostro de ella, una hoja que había caído de un árbol, ella sonreía también. Los demás transeúntes pasaban a su lado sin prestarles atención, pero yo estaba absorta en la pareja y no veía mucho más allá de la estampa que me proporcionaban.
La hoja había manchado de agua el rostro de ella, detenidos todavía, el sacó de su bolsillo un pañuelo de tela, blanco y bien doblado para empaparlo. Ya seca la mejilla, con el pañuelo aún en su mano, sus ojos se quedaron fijos en los de ella, sus labios susurraban algo que yo no podía escuchar, como respuesta, ella sonreía. Con aquella sonrisa su rostro se llenaba de arrugas, una grandes arrugas que enmarcaban la preciosa sonrisa, sus ojos brillaban felices pero no se apartaban de los de él, tenía en la mirada la complicidad que solo otorga una vida en común, larga y apacible. La mano que quedaba libre de él, subió despacio hasta su cuello, se deslizó entre los rizos de ella y pasó a la nuca acariciándola, la atrajo hacia él, sus labios se rozaron, ella abrió los suyos, fundiéndose en el beso más bonito que he visto jamás.
Al finalizar, se quedaron mirándose unos segundos, ella se mordía el labio inferior, con un gesto sexy y sensual que hacía pensar que algo se había encendido en ella, él le dijo algo y a ella se le escapó una sonora carcajada, que esta vez si alcancé a escuchar, volvieron a enlazar sus manos y se fueron caminando con aquella ilusión que antes me había llamado la atención, hasta que doblaron la esquina y desaparecieron de mi vista.
Mi semáforo se cambió a verde, el conductor que iba detrás me avisó al instante, tocó el claxon con furia, con prisa, el mundo no se detenía ante nada, ya lo sabía…..pero por un instante para mí, lo había hecho…..
La pareja en cuestión era diferente de lo habitual, ella, con el pelo completamente blanco, de altura considerable, teniendo en cuenta de la edad, no menos de sesenta y cinco o setenta años. La mayor parte de esa generación no tiene mucha altura, será por la alimentación o por que las miserias que les tocó vivir no los dejaron alzarse, no sé. Se notaba vivacidad en el porte del andar, nada de esos pequeños pero enormes pasos de alguien que no tiene ilusión, eso era, andaba con ilusión. Calzaba unas deportivas modernas y se veían unos pantalones tejanos por debajo de una gabardina corta de color crudo. No me detuve a mirar su rostro, solo capté la expresión en su blanca faz, alegría, amor…..felicidad.
En su mano portaba la de él, más alto que ella incluso, y con mucho menos pelo, lo llevaba corto, muy corto, como cuando los jóvenes son rasurados para el servicio militar, pero blanco, de un blanco limpio y agradable. La vestimenta muy parecida a la de ella, solo que la chaqueta era de color azul oscuro. Con la misma energía en su andar que ella, parecían dos jóvenes que pasearan respirando el frescor de aquella tarde. De su edad no puedo precisar, avanzada pero indefinida, lo mismo podrían ser setenta que ochenta. Su rostro me dejó la marca que llevo, la miraba a ella con los ojos más tiernos que he visto jamás en una persona adulta. En sus labios, una sonrisa mientras se detenía para apartar del rostro de ella, una hoja que había caído de un árbol, ella sonreía también. Los demás transeúntes pasaban a su lado sin prestarles atención, pero yo estaba absorta en la pareja y no veía mucho más allá de la estampa que me proporcionaban.
La hoja había manchado de agua el rostro de ella, detenidos todavía, el sacó de su bolsillo un pañuelo de tela, blanco y bien doblado para empaparlo. Ya seca la mejilla, con el pañuelo aún en su mano, sus ojos se quedaron fijos en los de ella, sus labios susurraban algo que yo no podía escuchar, como respuesta, ella sonreía. Con aquella sonrisa su rostro se llenaba de arrugas, una grandes arrugas que enmarcaban la preciosa sonrisa, sus ojos brillaban felices pero no se apartaban de los de él, tenía en la mirada la complicidad que solo otorga una vida en común, larga y apacible. La mano que quedaba libre de él, subió despacio hasta su cuello, se deslizó entre los rizos de ella y pasó a la nuca acariciándola, la atrajo hacia él, sus labios se rozaron, ella abrió los suyos, fundiéndose en el beso más bonito que he visto jamás.
Al finalizar, se quedaron mirándose unos segundos, ella se mordía el labio inferior, con un gesto sexy y sensual que hacía pensar que algo se había encendido en ella, él le dijo algo y a ella se le escapó una sonora carcajada, que esta vez si alcancé a escuchar, volvieron a enlazar sus manos y se fueron caminando con aquella ilusión que antes me había llamado la atención, hasta que doblaron la esquina y desaparecieron de mi vista.
Mi semáforo se cambió a verde, el conductor que iba detrás me avisó al instante, tocó el claxon con furia, con prisa, el mundo no se detenía ante nada, ya lo sabía…..pero por un instante para mí, lo había hecho…..
Comentarios
Ojalá todos tengamos una relación así con nuestras parejas cuando lleguemos a mayores.
Un beso y feliz puente!!
PD. Tienes un email.
Pero seré directo:
Me apunto.
jejejejejjeje...
Me ha encantado.
besos, cuídate, pásalo bien el puente...nos vemos en la "Resi"...
tu vecino del 4º
Vino y besos.
* El de una madre.
* El primer beso.
* El beso de un hijo.
* ... Y un beso como el que tu has descrito.
Besos, muchos besos.
Mai
Un fuerte abrazo y no abras la caja...todavia.
Me encantaría tener a alguien que me quiera y admire tanto cuando sea viejita.
Petonets
Este ha sido muy bonito, en serio.
Un beso
Un gran abrazo desde Mallorca
yo ya no sé que decir menos que como siempre bravo
Besos guapa
Gracias por estos relatos Pandora, y recordarnos que el amor, el cariño y el respeto no tienen edad.
Un besazo para tu caja.
Elly
A mi no se me olvidará nunca una pareja del estilo a la que has descrito, con la que viajé una noche en un autobús en Bélgica. No se soltaron de la mano ni un instante, y ella lo "cuidaba" cuando él se quedó dormido con un amor que pocas veces he visto.
Un beso
Mariqui x
pd; Mi reino por un amor así...
Un beso.
Bonito diseño. Bonitas historias.
Una, que sigue alucinando.
Precioso Pandora.
Besitos
Coco
A quien no le gustaría vivir esta historia dentro de ......mucho....mucho tiempo?¿¿?¿?
un beso desde mi caja.
pandora.
PD.- ando liada y no me paseo tanto, espero que me disculpéis.
Que bueno es leerte en los buenos momentos...
Que bueno es leerte en los buenos momentos...
"Nicolás sufría cada día de ser testigo del maltrato sicológico que Emilio ejercia sobre Susana. La humillaba por su condición de prostituta y sin embargo disponía de su dinero cual proxeneta profesional. Nicolás amaba al genial intérprete, pero odiaba al rudo amante de Susana y fantaseaba con liberarla de su dominio."
http://nicolaspoetamaldito.blogspot.com/
Besos!!