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Mostrando entradas de octubre, 2007

por casualidad.............por pandora.

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Nuestras miradas se tropezaron casi por casualidad, si aquella señora no hubiese cruzado la carretera por aquel lugar tan inapropiado, no nos hubiéramos vistos obligados a frenar y nuestras miradas no se hubieran cruzado nunca, así, que sí que puedo decir que fue por casualidad. Los ojos verdes de aquel hombre, me obligaron a olvidarme de las hermosas lechugas que morían en el carrito de la compra azul que portaba la señora, ahora tumbado en el asfalto de la carretera, sus labios rojos me hicieron recordar las maduras fresas que compraba mi madre cuando era pequeña y al recordar su color, recordé su sabor, mi lengua intentó saborear en mis labios aquel zumo rojo que los impregnaba antaño. Mi lengua recorrió cada milímetro de mis labios buscando reminiscencias de aquel dulzor tan fresco que cada verano volvía a mí como si fuera el mismo que en el pasado. Al ver sus labios, supe que tendrían aquel sabor y enloquecí al no poder tenerlos, mis manos temblorosas agarraron el freno de mano a

paseo de otoño..............por pandora.

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Se cruzaron en mi camino una tarde oscura de otoño, su paso tenía algo especial que me hizo girarme para mirarlos, apenas unos minutos, mientras el semáforo de la esquina se tornaba verde y yo retomaba mi camino. Unos minutos, que me siguen acompañando incluso cuando el tiempo ha transcurrido largo y rápido desde aquel momento. La pareja en cuestión era diferente de lo habitual, ella, con el pelo completamente blanco, de altura considerable, teniendo en cuenta de la edad, no menos de sesenta y cinco o setenta años. La mayor parte de esa generación no tiene mucha altura, será por la alimentación o por que las miserias que les tocó vivir no los dejaron alzarse, no sé. Se notaba vivacidad en el porte del andar, nada de esos pequeños pero enormes pasos de alguien que no tiene ilusión, eso era, andaba con ilusión. Calzaba unas deportivas modernas y se veían unos pantalones tejanos por debajo de una gabardina corta de color crudo. No me detuve a mirar su rostro, solo capté la expresión en su

la boda............de pandora.

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Estaba esperándola al pie de los cuatro escalones que me separaban del altar, balanceándome sobre mis talones, impaciente por dar un paso tan importante. La iglesia estaba repleta, familiares y amigos se revolvían dentro de sus vestidos de seda y trajes utilizados poco a menudo. Se notaba el perfume de las señoras en el ambiente y el after shave de los hombres, los niños intentaban controlar el impulso de salir corriendo por el largo pasillo, algunos no lo lograban, los más mayores los miraban con comprensión, Algunos de los invitados paseaban la vista de un lado a otro intentando encontrar algo que les llamara la atención, algunos fijaban su mirada en mí y se reían, todos la esperábamos a ella, la figura principal de la ceremonia, la blanca novia. Por fin se abrieron las puertas, vi su contorno atravesar el haz de luz, avanzaba lenta hacia el interior, estaba preciosa como si se tratara de un ángel que venía hacía mí, despacio, muy despacio. Sus pasos eran delicados como si no pesara,